El próximo 24 de abril, II Domingo de Pascua, la Iglesia celebrará la fiesta de La Divina Misericordia, que fue introducida por el Papa San Juan Pablo II. «La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia» (Diario de Sta. Faustina, 300).
La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos … «y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia» (Diario de Sta. Faustina, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones… «porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil» (Diario de Sta. Faustina, 742).
¿CÓMO REZAR LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA?
Para recitar la Coronilla de la Divina Misericordia se usa un rosario normal y se sigue esta secuencia:
- La señal de la Cruz:
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. - Padre Nuestro.
- Ave María
- Credo, símbolo de los Apóstoles
- En cada cuenta mayor del Rosario, cuando normalmente se dice el Padre Nuestro, se dice
Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero. - En cada cuenta menor del Rosario, cuando normalmente se dice el Ave María, se dice:
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. - Invocación: Al final de la corona, la siguiente oración se reza tres veces seguidas:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. - Oración para concluir (opcional)
Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros Tu mirada bondadosa y aumenta Tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentemos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a Tu santa voluntad, que es el Amor y la Misericordia mismos. Amén.